Todos estamos ocupados con nuestra pequeña vida. Triunfos y sin sabores,
logros y frustraciones cotidianas, pequeñas o grandes metas con la que le damos sentido a nuestra vida.
Pero cuando la tragedia nos golpea todo pierde sentido.
Eso que creíamos que era nuestra razón de existir se desvanece,
se vuelve de aire, pierde consistencia y nos encontramos frente al vacío del sinsentido.
Cuando nos enfrentamos al sinsentido de la vida uno se pregunta ¿Para qué resistir? ¿Cuál es el propósito de resistir? Resistir, perdurar, salvar qué y para qué del naufragio.
Nos dicen que tenemos que ser la resistencia ¿Pero para qué?
¿Cuál es el sentido de resistir?
¿Por qué resistir a los dolores, a las tristezas? ¿Por qué nos dicen que debemos resistir cuando el destino descarga toda su crueldad sobre nosotros?
Si la vida es una sucesión de despedidas, de pérdidas ¿Para qué resistir? ¿Por qué levantarse cada mañana aun cuando no tenemos motivos para hacerlo? Solo por un acto de fe. Fe en que resistiendo algo mejor llegará ¿Pero qué?
La recompensa de resistir es volver a casa.
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